lunes, 4 de octubre de 2010

Superada la primera jornada de la liga Élite femenina


En esta vida todo es relativo, hasta el éxito y el fracaso. Si bien la competición busca minimizar al máximo esa relatividad, no podemos reducirlo todo a ganar o a perder, hay veces en que eso es lo de menos. Y este fin de semana el éxito radicaba sólo en competir, en tener todo listo en el momento en que comenzaba la competición.

En el CHC Las Rozas siempre hemos tenido claro que la gestión del club era como montar en bicicleta, o das pedales o te caes, y el presentar un equipo en la liga Élite femenina, como lo fue la temporada pasada el presentar uno en Élite masculina, significó el marcar al club una nueva frontera que conquistar. Y como todos hemos visto muchas películas sobre la conquista del oeste sabemos las dificultades que conlleva, y el proyecto del equipo de Élite femenina ha estado acosado por los indios desde el mismo momento en que decidimos iniciarlo. Pero nuestras chicas son como las protagonistas de una película del oeste dirigida por Tarantino, y con Mariane y María José a la cabeza han conseguido cruzar el desierto y llegar al saloon, ganándose su derecho a pelear por su lugar bajo el sol. Desde luego que John Ford estaría orgulloso de ellas.

Pero una vez que se ha llegado las que ya están allí no se van a dejar comer el sitio, y a fe que lo demostraron, sobre si tenemos en cuenta que en los dos primeros duelos nos tocó bailar con las más feas (con perdón). Pero a pesar de salir con bastantes magulladuras, 21-0 contra las Panteras del CPLV y 25-0 contra Rubí, las que tenían que demostrar por persona interpuesta que eran mejores que las pucelanas, llegamos al descanso nocturno heridas pero vivas, y al día siguiente las tortas dolieron menos, incluso las nuestras consiguieron hacer morder el polvo una vez a las contrarias, 11-1 contra las Walkyrias.

Nuestras chicas ya han llegado a su destino, y se han ganado el derecho a entrar en el saloon con la cabeza alta. Y aunque por ahora tienen que sentarse en un rincón un tanto oscuro, que nadie dude de que a partir de aquí, trabajando duramente conseguirán que las demás las miren con respeto cuando se acoden en medio de la barra. Desde luego carácter no les falta. Enhorabuena.

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