Amargo final de temporada para los Caníbales que se plantaron en Bilbao con el objetivo de conseguir la victoria y así poder mantener la categoría, pero que no pudo ser. Como ya hemos contado en otras entradas de este blog el Metropolitano, tras realizar una muy floja primera fase de la liga se había reforzado mucho de cara a este Grupo II, y las casualidades de la vida han hecho que, precisamente, contra quien más se ha reforzado ha sido contra Las Rozas. Ha habido un jugador determinante para los de Bilbao que sólo ha jugado dos partidos, los dos que les enfrentaban a Las Rozas, y ese ha sido el vitoriano Gorka Echevarria. De ocho goles que ha anotado el Metro en los dos partidos contra los madrileños seis han sido de Gorka. Eso es lo que se llama un jugador decisivo.
Independientemente de jugadores en la pista se enfrentaban dos equipos muy completos, en lo que no olvidemos que era un partido para evitar el descenso. Pero tanto las plantillas en la pista (tres líneas por cada equipo, el Metro incluso con dos jugadores más) y el espectacular ambiente de la grada, con el magnífico pabellón de Zorroza prácticamente lleno, hacía ver lo que ha subido la máxima categoría del hockey en línea. No sólo se llenan las pistas para ver a los de arriba, en la lucha por evitar la última plaza también había juego y espectáculo. Y comenzó el encuentro con los visitantes muy conscientes de la capacidad goleadora del Metro en su casa, más ahora que recuperaban a Gorka tras conseguir la medalla de oro en el Mundial de Méjico con la selección española, y con los locales tentándose la ropa para no desguarnecerse las espaldas. Y así se mantuvo el empate durante gran parte del primer tiempo, hasta que en 14:18 Mattias Eklid anotaba en un contraataque a pase de Filip Nilson. Cuatro minutos después, en el 18:43 comenzaba Gorka su recital, y anotaba su primer gol en otro contraataque. Mal primer tiempo para los de Las Rozas, que tras trabajar toda la semana la defensa de los contraataques de los vascos se veían precisamente sorprendidos por dos de ellos, y lo que es peor, a pesar de contar con ocasiones no conseguían anotar.
Comenzó el segundo tiempo con un 2/0 en el marcador, diferencia que no era definitiva y que todavía no obligaba a medidas desesperadas, de manera que se mantuvo la tónica del primer tiempo, pero fue de nuevo Gorka el que anotó en el minuto 9:25 a pase de Mattias Eklid. 3/0 en el marcador y quince minutos por delante para que los Caníbales consiguiesen cuatro goles (el empate valía para los de casa). Evidentemente hubo que cambiar la táctica y quemar las naves en busca de goles. Y no es que la táctica hubiese fallado hasta ese momento, el problema fue que el puck, al igual que tantas veces a lo largo de esta temporada, se había negado a entrar. Pero cuando te vuelcas demasiado puedes cometer errores, y eso es lo que sucedió, pérdida de puck y Gorka anotaba de nuevo el que sería el cuarto gol de los locales en el 16:34. Poco más quedaba por hacer, pero los Caníbales no perdieron la fe y siguieron empujando hasta conseguir anotar en el 18:24 por mediación de Zbroinsky a pase de Tomas, y en el 24:54 otra vez Zbroinsky a pase de Chus. Por fin los roceños anotaban, pero demasiado tarde, y era el Metro el que se llevaba el partido y la permanencia, para alborozo de su afición. Los Caníbales habían sido fieles a su estilo, con sus virtudes y defectos, y la falta de gol que les ha acompañado durante toda la temporada les dejaba fuera de la liga Élite.
Sólo queda felicitar al Metropolitano por la victoria y la permanencia, cuando nadie daba un euro por ellos han conseguido hacer una segunda fase muy buena y han salvado los muebles. Cierto es que ha sido gracias a una serie de fichajes que no les van a poder ayudar ni en la promoción contra el CPILC ni en la Copa del Rey, donde su primer rival será, probablemente, también el CPILC, pero cada club tiene su política y toma las decisiones que considera oportunas.