Tras la sede celebrada a mediados de enero en Valladolid el equipo había entrenado con bastante continuidad, y por fin recuperaba a Pablo, que aunque muy corto de entrenamientos (otra lesión, esta vez en la muñeca, sólo le dejaba entrenar una semana antes de la sede) permitía presentar dos líneas equilibradas, con dos defensas en cada una de ellas. Y como la fortuna no puede ser del todo buena quien se lesionaba era Javi y no pudiendo acudir a Barcelona. Con estas nos plantamos nueve jugadores y dos porteros, con Pinoxo estrenándose en las lides de ocupar el banquillo como portero reserva, y arrancábamos con el complicado partido frente al Castellbisbal, uno de los claros candidatos al título. Y durante el primer tiempo demostraron por qué ellos están arriba y nosotros abajo, ya que literalmente nos barrieron de la pista. Abrieron el marcador con un gol un tanto "raro" que entró en la portería de Nani describiendo una trayectoria peculiar, continuaron aprovechando una superioridad y finalizaron marcando en una situación de tres contra tres. Por nuestro lado solamente Mundi pudo conseguir batir al portero contrario. Para los méritos de cada uno el marcador resultaba demasiado ajustado, ya que nosotros no habíamos estado en el partido, y además habíamos cometido un par de faltas bastante estúpidas que nos resultaron muy caras. El panorama pintaba muy mal para la segunda parte, ya que la superioridad en el ritmo de juego había sido abrumadora por parte de los catalanes, pero arrancó el partido y el panorama cambió por completo, equilibrándose de una forma un tanto sorprendente. Con el 3-2 en el marcador llegamos a los últimos minutos, pero a falta de 3:30 para el final sancionaron a Yago con una expulsión de dos minutos, viéndonos obligados a arriesgar con un jugador menos, situaciones que aprovecharon los contrarios para marcar el gol de la tranquilidad. Al final del partido derrota por 4-2, pero sensaciones positivas, ya que el ritmo del equipo en la segunda parte había sido muy alto, perdiendo el partido con las expulsiones.
Por la tarde nos jugábamos todo, ya que nos enfrentábamos a otro de los equipos implicados en el descenso, el CHL Premiá, al cual sólo sacábamos dos puntos en la clasificación, de manera que una derrota nos metería en muy serios problemas. Por suerte se mantuvo la dinámica del segundo tiempo del partido de la mañana, y salimos a la pista realizando un primer tiempo fortísimo, muy por encima del contrario. Pero seguíamos cometiendo errores estúpidos y expulsiones, y cada gol nuestro era contestado por otro de los catalanes. A pesar de la abrumadora superioridad llegábamos al descanso con un ajustado 3-2 a nuestro favor, con goles de Yago, Crispín y Dieguito. La segunda parte siguió con la misma tónica, pero los de Premiá consiguieron sacudirse un poco el dominio, y para rematar en un despiste defensivo y aprovechando un rechace consiguieron anotar el gol del empate. Por suerte para nosotros un inspirado Crispín conseguía marcar el cuarto de nuestra cuenta, poniéndonos un solo gol por delante. Y nos metimos en el último minuto en el filo de la navaja, y a punto estuvimos de cortarnos cuando un defecto en la valla convertía un pase de Mini en una oportunidad de contraataque para los catalanes, pero por suerte para nosotros fallaron y fue Mundi quien marcó un golazo a pase de Guille que certificaba una victoria que nos hacía llevarnos tres importantísimos puntos que nos alejaban del descenso de una forma prácticamente definitiva.
Al día siguiente nos enfrentábamos al actual campeón, el CPLV, equipo que había llegado líder pero que iba a vivir una sede infernal. Los vallisoletanos llegaban a Barcelona con cinco puntos de ventaja frente al segundo, pero en los dos primeros partidos ante Águilas y Castellbisbal había dilapidado esta ventaja, encajando sendas derrotas. Esto significaba que no podían fallar, si querían seguir luchando por el título necesitaba los tres puntos en juego. Pero si algo tiene de fascinante esta competición es que las condiciones cambian en cada sede, y quien parece intratable en una adquiere la condición de mortal en la siguiente, y un partido entre un candidato al título y un equipo que luchaba por el descenso se convirtió en un partido de poder a poder. Por nuestra parte el juego seguía manteniendo la fluidez que llevábamos en la sede, y todo el equipo alcanzaba un nivel que no había tenido hasta ahora, siendo capaz no sólo de jugar a un ritmo muy elevado, si no de tomar las decisiones correctas, una combinación de factores que desgraciadamente no había tenido lugar muy a menudo esta temporada. Para rematar el primer tiempo Crispín anotaba nuestro primer gol aprovechando un rechace del portero contrario. Finalizada la primera parte arrancamos con el 1-0 en el marcador la segunda, con la misma tónica de igualdad en el juego, y fueron los de pucela los que consiguieron anotar el gol del empate. Y a falta de cinco minutos para el final Crispín cometió el único borrón que ha echado en una sede en la cual ha rendido a un nivel altísimo, ya que cometió una falta que permitió a los del CPLV ponerse por delante. 1-2 en el marcador y poco tiempo para remontar. Pero esta sede estaba resultando diferente de las pasadas, y fue Mundi (otro jugador que ha vuelto a encontrarse a sí mismo en esta sede) quien consiguió el empate a falta de menos de dos minuto con un gol espectacular. Nos metimos en el último minuto y los de Valladolid pidieron un tiempo muerto a falta de 30 sg, ya que estaban obligados a ganar, y como sucede tantas veces no sólo no sale la jugada planeada, si no que dejas el partido en manos del contrario. Pero no podía cambiar tanto nuestra suerte, y desaprovechamos una clarísima oportunidad de gol (¡¡¡UN DOS CONTRA EL PORTERO!!!) a falta de diez segundos. Al final un justo empate para los méritos de ambos conjuntos, pero que sabe más a victoria por nuestra parte, ya que el puntito ganado nos permite (tras la victoria de Sant Andreu frente a los de Premiá) asegurarnos matemáticamente la permanencia, mientras que al actual campeón prácticamente le hace despedirse de sus opciones de revalidar el título.
Conseguido evitar el descenso y sin opciones de luchar por meternos entre los cuatro primeros podemos hacer balance de lo que ha representado nuestra segunda participación en esta fascinante Primera División Oro, a pesar de que aun queda la última sede. Si comparamos con las aspiraciones con las que comenzamos la temporada el balance tiene que ser desolador, pero si tenemos en cuenta todos los problemas que a atravesado el equipo no podemos ser tan trágicos. De la temporada pasada a esta el nivel ha subido muchísimo, y tenemos que estar contentos de haber conseguido la permanencia viendo como estaba el patio. A pesar de todas las trabas que sufridas nunca hemos perdido la cara a los partidos, y en todos hemos tenido opciones, lo que en las circunstancias que hemos pasado puede considerarse un milagro. Y por fin hemos podido vislumbrar en esta última sede algo parecido al nivel que puede alcanzar el equipo. Estamos obligados a sacar conclusiones de esta experiencia, y de cara a la temporada que viene corregir muchas cosas. Es cierto que la fortuna no ha estado de nuestro lado muchas veces, pero así como podemos decir que tiene mucho mérito el haber conseguido aguantar durante toda la temporada, también tenemos que reconocer que hay muchas cosas que no se han hecho bien, y con el nivel que ha alcanzado la liga eso se paga.
No podemos acabar este balance sin hacer un comentario sobre la que sin lugar a dudas es la mejor competición a nivel nacional. Ya la temporada pasada la Primera División Oro resultó una competición muy atractiva, pero en esta edición se ha superado, manteniendo unos niveles de juego e igualdad elevadísimos. Si miramos la clasificación de la temporada pasada y la de la actual lo único que ha resultado predecible son los dos descendidos, Diablos de Mislata y CHL Premiá, ya que ambos eran los dos equipos ascendidos de Plata, pero en el resto nadie habría acertado en sus predicciones. El campeón, el CPLV, ha tirado prácticamente por la borda en una sola sede todas sus opciones de revalidar el título. Un histórico de la liga Élite descendido voluntariamente, el AE Sant Andreu, ha conseguido salvarse del descenso en la penúltima sede y aprovechando el jugarla en casa (7 puntos de 9 posibles). El campeón de invierno de la temporada pasada (la liga tenía dos fases diferenciadas) y subcampeón de la Copa del Príncipe, el CHC Las Rozas, también luchando por evitar el descenso, mientras que dos equipos que se salvaron de bajar a Plata literalmente en el último partido (España y Águilas) han estado toda la temporada en las primeras posiciones, y ahora mismo Águilas es el más claro candidato al título. El único que ha sido capaz de mantener el mismo rendimiento dos temporadas seguidas ha sido el CP Castellbisbal, que se ha mantenido en lo más alto de la tabla en las dos ediciones, y esta aun aspira a conquistar el título.
Sin lugar a dudas nadie puede negar que la Primera División Oro es la mejor competición de toda España, y para nosotros es todo un regalo participar en ella, a pesar de tener que sufrir temporadas como esta. Desde aquí queremos felicitar a toda la gente que consigue que esta competición salga adelante cada día, y reconocer un increíble trabajo que hace que el hockey en línea español crezca cada temporada que pasa.
Gracias a todos.
